En la actualidad, emprendimiento es una palabra que cada día se menciona más entre las personas. Emprender es algo cotidiano, todos emprendemos día a día en nuestra vida. La idea de “emprender un viaje” es algo más común entre nosotros que “emprender un negocio”; no obstante, al final tienen la misma connotación de gestión: planificación, organización, ejecución y control, pero sobre todo proyección y compromiso. No hay viaje sin destino y no hay negocio sin objetivo.
El emprendimiento es el fenómeno por el cual los habitantes de un país crean y mantienen negocios propios que les permiten obtener ingresos, y además, generar empleos para otras personas. En países de desarrollo como El Salvador, muchos de los emprendedores son informales, quienes han sido motivados por la falta de empleo, la carencia de protección social o la terminante realidad de la pandemia del coronavirus, donde muchas personas se quedaron sin empleo y se vieron en la necesidad a emprender. Junto con estos emprendedores por necesidad, existen otros que son movidos por la ambición de generar mayores ingresos y de crecer en el mercado. Ambos tipos de emprendimientos son importantes, pues proporcionan un medio de vida y una oportunidad para desarrollar su mayor potencial.
Obstáculos al emprendimiento en El Salvador
Según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), en nuestro país, el 31.2% de los salvadoreños son emprendedores: el 19.5% se encuentran en etapa temprana (TEA), de los cuales 6.2% son emprendedores por necesidad, 13.2% lo son por oportunidad y el 12.7% son emprendedores ya establecidos.
Comparado al promedio en América Latina, el porcentaje de emprendedores por oportunidad en El Salvador, es inferior, pues la media es 15.2%. Mientras que el de emprendedores por necesidad es mayor en nuestro país que en la región latinoamericana, donde la media es 5.3%. Esto nos indica que el perfil del emprendimiento en El Salvador es ligeramente de menor potencial de desarrollo que en la región latinoamericana, lo cual es consistente con ser el tercer país más pobre de la región latinoamericana.
Asimismo, la prevalencia del emprendimiento por necesidad de modo informal, en la mayoría de los casos, responde a una combinación de factores: a) un entorno económico donde no hay suficiente creación de empleos; b) la persistencia de un grupo de población sin acceso al empleo remunerado; c) la ausencia de oportunidades de negocio o de capacidades para emprender que lleve a que los emprendimientos sean creados con el mero propósito de subsistir; d) ausencia de políticas de gobierno que sean favorables para los negocios nuevos, en particular a los engorrosos trámites y el tiempo que se requiere para cumplir con los requisitos legales de formalización de una empresa; e) a la carencia de financiamiento, especialmente de capital de riesgo y otras formas de financiamiento distintas al crédito; y f) a la debilidad del sistema educativo en formar actitudes y capacidades para el emprendimiento.
Conjuntamente, hay que añadir que la realidad de nuestro país presenta la tasa de abandono de negocios más alta de América Latina (10.8%), un dato que muchos olvidan por enfatizarse únicamente en aquellos emprendimientos que sí prosperan. Dicha estadística representa un serio problema, pues el fracaso de un negocio no solo conlleva consecuencias económicas, sino también psicológicas y sociológicas. Un emprendimiento frustrado deja desempleados, deudas, interrupciones de contratos, frustraciones personales, y en ocasiones hasta rupturas familiares.
¿Mediante una Ley de Emprendimiento se podría coadyuvar el éxito de los emprendedores?
Sí, pues su objetivo principal sería fomentar el espíritu emprendedor de un modo responsable. Es decir, no sólo deberá perseguir que haya más emprendedores, sino también, asegurarse que estos sean de más calidad.
Para ello, esta ley deberá brindar las herramientas necesarias para evitar que el porcentaje de fracasos sea mayor. Deberá ser una ley en donde se fomente la educación a través de programas de apoyo al emprendimiento, donde el emprendimiento sea un eje del sistema educativo formal desde temprana edad, pues solo animar a personas que no están preparadas sería fomentar el espíritu emprendedor de manera irresponsable, y es ahí donde los fracasos aumentarían. Ir educando emprendedores de calidad generará un entorno favorable a la actividad económica, tanto en los momentos iniciales, como en su posterior desarrollo.
Además, sabemos que emprender es jugarse el dinero propio, arriesgar una carrera profesional, comprometer la economía familiar del emprendedor, y a menudo, su propio patrimonio. Por tanto, esta ley también debería brindar incentivos que generen una motivación mayor a los emprendedores, entre ellos:
- Brindar facilidades para el desarrollo de sus actividades empresariales
- Apoyos fiscales y asesoría financiera
- Apoyo a la financiación de los emprendedores
- Simplificación en el proceso de constitución, promoción y crecimiento de nuevas empresas, dejando atrás las barreras burocráticas, donde su registro no demore más de 24 horas, incluida la apertura de cuenta bancaria, y la obtención de NIT e IVA.
Esto representaría una clara mejora con respecto a la actualidad, pues incentivaría a que muchas personas pudiesen emprender por voluntad propia, y no por necesidad.
En conclusión:
Por tanto, en virtud de lo antes mencionado, podemos concluir que en El Salvador, existe la necesidad de poder contar con una ley enfocada en apoyar al emprendedor, donde se pueda contar con programas de apoyo al emprendimiento, y donde el emprendimiento sea un eje del sistema educativo formal desde temprana edad.
Necesitamos una ley que reduzca la burocracia y tramitología, que pueda reorientar las políticas de gobierno de manera que no sean desfavorables para los negocios nuevos; una ley que permita mayor provisión de financiamiento (capital semilla), que cree incentivos fiscales y promueva una cultura emprendedora responsable.
No olvidemos que los emprendedores son un elemento importante para el crecimiento económico de nuestro país, el objetivo principal del Estado.
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Adriana Morán
Asociada
CENTRAL LAW en El Salvador